Damisela en apuros Por Silvina Patrignoni
Personajes
Damisela, una joven señora muy aseñorada
Recepcionista de Informes de la Clínica, delgado y muy meticuloso.
Enfermero 1
Enfermero 2
En la clínica, la señorita hace tiempo que espera su turno. Es la primera vez que va a ese lugar y desconoce adonde están los sanitarios.
Damisela, luego de 2 horas de espera, tiene ganas de ir al baño; se para y se acerca a la cabina de informes, saluda al recepcionista que le responde cordialmente con un movimiento de cabeza.
Damisela: Disculpe, (por lo bajo) necesito un baño.
Recepcionista: (para sí) Y tan suelta que lo anuncia.
Damisela: ¿Disculpe?
Recepcionista: (displicente) Claro, la disculpo, hoy estoy resfriado y no hay aroma que me alcance.
Damisela: No lo comprendo.
Recepcionista: Sin embargo domina el español a las maravillas, aparentemente. Lo que quiero decir es que mi olfato hoy no está susceptible a olores desagradables. Debido a un resfrío, su falta de higiene no me perturba (sonríe).
Damisela: (ignorando los comentarios debido a su urgencia) Disculpe, pero REALMENTE necesito un baño.
Recepcionista: No es la única.
Damisela: (mirando la sala de espera que se halla congestionada de personas) Me imagino.
Recepcionista: No, no se imagina, hay cada mugriento por aquí...algunos andan sin bañarse más de un mes. (Sentencioso) Sin embargo, no lo anuncian tan orgullosos como usted.
Damisela: (comenzando a exasperarse) No me entiende.
Recepcionista: Ah, señorita, la comprendo perfectamente, usted está en la nueva onda verde.
Damisela: No, más bien estoy en rojo, pero ese es otro tema, usted no entiende lo que le estoy pidiendo.
Recepcionista: Me ofende, que he sido de los mejores en clases de español. Querida señorita, manejo la gramática del idioma mejor que muchos, y domino los intersticios de la comunicación de maravillas, por algo tengo el honor de este puesto (señalando con orgullo el cartel en el que se lee: “INFORMES”). Lo cual me lleva a señalarle a usted que se equivoca: este no es un consultorio, es la cabina de… (Enfatizando con golpecitos en el cartel de INFORMES). Si necesita darse un baño, deberá esperar que se lo indique el doctor.
Damisela: (aguantando con desesperación) No me refiero a eso.
Recepcionista: Ah, bueno… si usted dice una cosa, pero quiere decir otra, es otro asunto. Vaya a ver a un psicólogo y no me moleste más a mí, esto no es el gabinete de ningún médico de la clínica, es la oficina de IN-FOR-MES y, para sacar turnos extra –por si recapacita acerca de la terapia–, (con una amplia sonrisa y señalando firmemente) el pasillo a la derecha, tercera ventanilla.
Damisela: Justamente.
Recepcionista: Justamente, allí encontrará turnos con alguno de nuestros psiquiatras para realizar el tratamiento que usted (mirándola detenidamente) –según observo– requiere.
Damisela: No, no, no.
Recepcionista: Sí, sí, sí, no lo han cambiado nunca de lugar. Las oficinas para turnos clínicos se encuentran allí, ¡¡¡pasillo a la derecha, tercera ventanilla!!!
Damisela: Es que no quiero sacar otro turno, lo que necesito es informarme, lo que quiero es ¡información de este lugar! (comenzando a bailotear acompasadamente).
Recepcionista: (meditando) Una visita guiada tal vez, (reacciona) sepa que esto no es un museo…aunque a veces haya alguna que otra momia, como esa señora de sombrero que está allí sentada dormitando (bajo).
Damisela: (que empieza a agitarse con más frenesí) Necesito con urgencia…
Recepcionista: Informarse, ya lo sé, en esta Era todos andan con ese problema. Vea señora, esto no es un bar, no tenemos diarios, ni servicio de ciber y el tv se descompuso, quedó clavado en la canal de las novelas; ¿porqué no se acomoda en la sala y espera su turno como los demás, mientras se entretiene con alguna historia romántica?
Damisela: ¡¡¡Porque NECESITO un baño!!! (Gritando desesperada y bailando al compás de su urgencia, dando saltitos)
Recepcionista: (autoritario) ¡Shhhhhhhhhhhh!
Damisela queda quieta de repente ante el chistido del recepcionista.
Recepcionista: (insistente y rítmicamente) ¡Shh! ¡Shh! ¡Shh! ¡Shh! ¡Shh! ¡Shh!
Damisela: (reaccionando ante la onomatopeya) No haga eso, no, no, no, no.
Recepcionista: Ah, la negación es una etapa por la que todos pasamos, le pido que no se inquiete. Debido al accidente de la calle Vélez, estamos un poco colapsados y se retrasó toda la atención, pero ya le tocará su turno, paciencia.
Damisela: No, no me entiende (al borde de la lágrima y mirando hacia los lados).
Recepcionista: (para sí) ¿Seguirá hablando conmigo o son sus amigos imaginarios con los que discurre?
Damisela: Lo que va a ocurrir es otra cosa (casi tirándose al piso).
Recepcionista: (para sí) Sonamos, otra loca peligrosa y me tiene que tocar a mí…
Damisela: (que lo escucha) No le permito.
Recepcionista: Claro, claro, tranquilícese, quédese aquí sentadita que ya le traigo lo que necesita.
Damisela: Necesito un baño, ¡eso necesito!
Recepcionista: Por supuesto, por supuesto (tomando el teléfono) Los enfermeros la van a atender de primera.
Damisela: No, no me refiero a eso, por favor, ¡no estoy loca! (completamente desencajada).
Recepcionista: Por supuesto que no, señorita, quién iba a pensar eso (mirándola moverse colapsadamente). Con sólo observarla un momento, uno nota que es una damisela de bien.
Damisela: Ay, ya no me aguanto. Tengo un gran apuro… por un baño. ¡¡¡Un baño!!! Del tamaño que sea, adondequiera que se encuentre, ¡¡¡tan sólo un baño!!!
Recepcionista asustado, toca el botón de ALARMA y trata de alejarse despacio. Damisela lo toma del cuello de la camisa, sin dejar de moverse.
Damisela: ¿Entiende ahora a qué me refiero? ¡¡¡Indíqueme dónde está el baño en este lugar, señor!!!
Recepcionista: Descuide, señorita, aquí la vamos a ayudar y procuraremos hacer que se relaje, de a poco.
Llegan los enfermeros.
Recepcionista (señalando con la cabeza): Es esta.
Enfermero 1: ¿Esta es la loca?
Recepcionista: (asiente con la cabeza. A Damisela) Acá estos señores la van a ayudar.
Damisela: ¿Y me van a decir donde están las instalaciones sanitarias?
Enfermero 2: Por supuesto señorita, quédese tranquila que nosotros la vamos a llevar adonde necesita (le hace señas a enfermero 1).
Ambos enfermeros la toman cada uno de un brazo.
Damisela: Qué alegría, ¡por fin! Por fin caballeros que saben entender mi urgencia, muchas gracias, ¡MUCHAS GRACIAS!
Enfermero 1: Descuide, querida, para eso estamos.
Enfermero 2: (a recepcionista) Siempre nos hacés trabajar extra, vos, ¿eh? No sé qué cosas suceden en tu horario de atención, que siempre vienen personas medio… (Hace gestos de locura).
Recepcionista se encoge de hombros y los saluda con la mano. Los enfermeros se llevan a damisela.
Recepcionista: (acomodándose el cuello de la camisa) Y sí, cada loco con su tema…pero qué desquiciados que vienen algunos… cada vez, mas señoritas con el síndrome “Damisela en apuros”, qué curioso.
Suena el teléfono de la oficina de Informes.
Recepcionista: Buenas tardes, Clínica médica de urgencias “Dr. Quesada”, ¿en qué puedo servirle? … Digame, señorita… ¿Cómo se le ocurre preguntarme si aquí la atiende el Dr. Machado? Sepa que el Dr. está para cosas más importantes que para atender el teléfono… ¿Cómo dice? Vea, el que le habla es el encargado de IN-FOR.MES…No, no se altere así…
Se escucha cada vez más lejana la voz del recepcionista hasta que cae el telón.
spatrignoni@gmail.com