Artículos de Literatura Infantil
A LA UNA, A LAS DOS Y A LAS…
A modo de introducción
del libro Abramos la puerta para ir a jugar: apuntes sobre juego, sociedad, escuela y aprendizaje, de Gerardo Jelin
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Antes de que abran la puerta, quiero contarles lo que este libro no es y lo que sí trata de ser.
No es un libro de actividades. Tampoco un manual de instrucciones. Quiero decir que no hallarán recetas ni recursos prefabricados para utilizar en momentos determinados.
Sí recibirán una invitación a que exploremos los espacios que nos separan pero que también nos acercan; a que nos peleemos y nos amiguemos; a que nos conozcamos y nos reconozcamos. A que juguemos, a que nos juguemos.
Porque es un libro que trata de hablar del juego; un libro que desea ser un juego: caótico, vital, desorbitado. Un lugar de encuentro entre sus experiencias y las mías, entre sus vidas y la mía; lugar en el que podamos, juntos, deconstruir y reconstruir significados y significantes, para encontrarnos, desencontrarnos y reencontrarnos con la emoción del descubrimiento, de la aventura. Porque el juego no es otra técnica didáctica, es una actitud básica humana.
En este libro intento recuperar “aquello” personal que hizo que eligiéramos una carrera, que nos colocaba al servicio de la gente durante un montón de horas de nuestra vida. No estoy hablando de sacerdocios, ni de ser segundas madres o padres, ni simpáticas maestras o profesores omnicomprensivos de series televisivas. Hablo de defender el propio proyecto de vida, dentro del cual está la dignidad personal y profesional de la carrera elegida. Tenemos que arriesgarnos al encuentro; a que, a pesar de las diferencias, podamos elaborar un código común y reglas de juego que podamos compartir, pues de lo contrario no habrá esperanza para nosotros ni para nuestros alumnos.
El movimiento de la escuela nueva en nuestro país fue animado por personalidades como el maestro Luis F. Iglesias, las hermanas Cossettini, la profesora María Hortensia Lacau, y tantos y tantos otros. Quiero expresar el espíritu que los animó, así como anima a los innumerables educadores e investigadores anónimos y a muchas personas que ven en la educación el ayudar a las personas a poder tener sus propias ideas sobre el mundo y llevarlas a cabo. Es necesario volver a colocar a la persona en el centro del debate, pero la persona en situación con otros y junto a otros. Es necesario rescatar la transformación como actitud social opuesta a la acomodación.
Este libro surgió de una aventura compartida con varios cientos de colegas en muchos lugares del país, en talleres, en jornadas, en encuentros y desencuentros, en coincidencias y disentimientos. Jugando, evocando nuestra niñez, mirándonos en el espejo de nuestro propio proceso educativo.Recordando juntos lo que sentíamos, pensábamos y vivíamos en las horas de nuestras escuelas, cuando estábamos del otro lado del mostrador.
Me pregunté si sería posible reproducir un proceso de aprendizaje que se realiza en grupo, interaccionando cara a cara, con una circulación incesante de la información, en una ida y vuelta riquísima de ideas y de experiencias vitales, y en cuyo transcurso se producen continuas adaptaciones y readaptaciones, a otro tipo de relación, mediatizada por el libro, en el que mi discurso como parte de un polílogo se transforma en un monólogo. Este libro también es mi respuesta y espero haberme acercado a ese objetivo.
Así nació: para poner a prueba lo que creemos, soñamos y hacemos. Fue escrito en el contacto real y directo con nuestros alumnos en escuelas, clubes, colonias; en cursos de capacitación, con la formación de líderes y de jóvenes, despertando vocaciones docentes, vocaciones de servicio, durante más de treinta años. Nació como otra aventura, como un comienzo de camino, como otro pedazo de vida a compartir y que no se agota ni se termina aquí, pues la vida, igual que todo proceso educativo, no es un llegar, sino un transcurrir y lo realmente importante está en el camino.
En el momento de comenzar un curso nuevo, siempre me pregunto cómo será ese grupo, cuáles serán sus expectativas, si tendrán buena onda y disposición. Ahora, al empezar a caminar juntos por estas páginas, también se me ocurren las mismas preguntas. Por ello, creo necesario presentarnos. Es más grato recorrer los caminos acompañados por aquellos que conocemos. Al presentarnos, ya hemos iniciado este proceso de conocimiento y, en el camino, podremos profundizarlo.
Esto deseo.
Así que respiro hondo y...
-Hola, ¿qué tal? Mi nombre es Gerardo Jelin. Soy hombre, con panza y barba.Hace un tiempo que uso anteojos para leer. Soy papá de tres hijos y abuelo decinco nietos. Trabajé casi treinta y cinco años en educación especial, no formal(campamentos, colonias, etc.) y capacitación de adultos. Creé y dicté cursospara docentes de Juego, de Títeres y de Narración y creación de juegos endiferentes lugares del país.
No sé sus nombres ni sus características particulares. Pero los imagino como personas curiosas, con ganas de saber, crecer y mejorar. Los deseo sinceramente preocupados por sus vidas y profesión, tratando de ser coherente con ustedes mismos.
Me alegra conocer personas así, y compartir este tiempo es estimulante. Y debo agradecerles, pues el que haya personas interesadas en el juego en un mundo que parece inclinarse a cosas “serias” e “importantes”, y en el que algunos valores como la vida humana carecen cada vez más de importancia, me ayuda a sentir y encarar el vivir con más optimismo y entusiasmo.
No sé cuáles son sus expectativas con respecto a estos encuentros. No creo ni quiero que este libro pueda satisfacer todas. Les sugiero que las escriban en la hoja en blanco que está al final de esta introducción, titulada “EXPECTATIVAS”, para que, al terminar de leer, puedan evaluar este proceso. En realidad, no aspiro a establecer certidumbres, sino a despertar interrogantes.
Cada encuentro comienza con una puerta, y al finalizar encontrarán una hoja en blanco para que puedan anotar sus coincidencias, disidencias, encuentros o desencuentros. Para que puedan reescribir o co-escribir este texto para construir también sus itinerarios. El propósito es que el libro final sea de ustedes, un juego que se realizará si es posible que se establezca el vínculo entre nosotros y con el libro.
Mi deseo es que entren a este libro sin prejuicios, abiertos a las cosas que encontrarán en el camino. Mi objetivo no es convencerlos, sino compartir con ustedes lo que para mí es, todos los días, nuevo y maravilloso… ¡Dale, juguemos!
Espero tus comentarios, opiniones, intercambio de experiencias, etc. en: gejelin@gmail.com