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El juego de los cuatro vientos
PALIDO AMANECER Era una madrugada, el cielo tenía un color gris, un color que al mirarlo provocaba escalofríos, el aire soplaba y producía una extraña pero a la vez la dulce sensación de que alguien estaba detrás de ti, esa mirada clavada en la nuca que te hace voltear hacia atrás, pero cuando lo haces te das cuenta de que no hay nadie, solo tú y tu alma, se va la ilusión, la esperanza de encontrar ese alguien que te cambie la vida, pero cuando te descuidas está ahí de nuevo, observándote secretamente, casi rosando tu piel, algo incomprensible. Eso le pasaba a Hellen la vez que decidió salir temprano a dar una vuelta por Mallard Way, sin destino fijo, solo quería tomar aire fresco, iba sola, había tenido una mala noche, no se había desvelado, simplemente no tenia sueño, algo la inquietaba, sabía que algo malo estaba por suceder, prefirió ponerse un abrigo y unos converse negros, se había salido sin el permiso de Lirian, su madrastra, era una mujer muy vanidosa, y sobre todo muy ambiciosa, ¡estaba loca! eso era lo que pensaban Hellen y su hermana Bridget de nueve años, ya no la soportaban, pero su padre la amaba, y no querían destruir su felicidad de ningún modo, la verdad no le importaba si Lirian le daba permiso o no. Tampoco le había avisado a Bridget, claro que hubiera deseado que la acompañara, pero prefirió no despertarla, no quería perturbar su sueño. Sin hacer mucho ruido atravesó el pasillo, bajo las escaleras, luego salió por la puerta del patio, podía haberlo hecho por la puerta principal, pero pensó que sería mejor salir por la de atrás. Se bajo a la calle, al mirar abajo se fijo que una cinta de sus converse estaba a punto de desbaratarse, no se tomo la molestia de atarla, a si que siguió su paseo, como era sábado, no había gente a esas horas, después de todo, ¿quién sale a caminar, por las madrugadas, con una vestimenta inadecuada, y una cinta sin atar? El viento aun soplaba, eran las 4 de la mañana, ya empezaba a chispear, Bridget le había informado que el meteorólogo había dicho que iba a ser temporada de lluvias, no era extraño, lo que si era extraño en ese momento era que Hellen seguía caminando con la mirada vaga, sin darse cuenta de que cada vez que se iba acercando a los arbustos de las esquinas de la calle, este se iba secando poco a poco, ¿porque nadie se percataba de ello?, por la simple y sencilla razón de que no había nadie en ese momento, nadie que viera el misterioso paisaje que iba formando una niña de trece años cuya inquietud en ese momento era el mañana. ¿Regresaría su padre de la guerra? ¿Y si no quien estaría allí para cuidar de ella y de su hermana?, si, era el mañana su gran temor. Después de unos cuantos segundos Hellen empezó a notar lo que le iba pasando al paisaje conforme iba avanzando, pensó que era producto de su imaginación perturbada, así que no le hizo mucho caso, que lastima que nunca sospechó, ni siquiera había pasado por su cabeza la idea de que no era como los demás, porque era la verdad. Después de una misteriosa caminata Hellen regreso a casa, también lo hizo porque la lluvia empezaba a caer cada vez con mas fuerza, y no se quería enfermar, era lo único que le faltaba, tampoco le dijo nada a nadie sobre los arbustos, pues pensó que la juzgarían como loca. No le quería abrir las puertas a la humillación. Al día siguiente Hellen llevo a Bridget a Facedreth Park, para ver un show de malabaristas y actores, salieron temprano y sin almorzar, de todos modos la comida que les preparaba Lirian no era muy buena, se apresuraron, no querían perderse de nada, al llegar vieron que el lugar estaba repleto de gente, queriendo ver el espectáculo. -Espero que no se equivoquen, ¿crees que les vaya bien?- dijo Hellen mirando hacia donde estaban los actores, sabiendo que Bridget la escucharía, pero al no recibir respuesta alguna, volteo la mirada hacia donde se suponía que su hermana debería estar, pero no estaba, Hellen se alarmo y decidió ir a buscarla por la parte de atrás del parque, no era común que la gente fuera a ese lado, no había nada que ver, solo había arboles y mas árboles, y una que otra ardilla, decidió apresurar el paso mientras gritaba el nombre de su hermana cada vez más fuerte, pero nadie contestaba, poco a poco se iba alejando de las personas, Poco a poco se iba aislando de todo, era una zona del parque ala que jamás había ido, cuando se fue internando más en el parque solo habían arboles como ella supuso, habían desaparecido todos los edificios que rodeaban el parque, puestos de comida, los globeros, pensaba en regresar, pero tenía que encontrar a su hermana, así que siguió caminando esperando encontrarla, pensó que sería mejor no pedir ayuda, no quería hacer el problema aun mas grande. Era inevitable no voltear de vez en cuando atrás, sentía curiosidad por lo que estaba pasando, unos segundos después le empezó a dar el sueño más profundo que jamás había sentido, sus pasos empezaron a hacerse más lentos cada vez que avanzaba mas, daba la sensación de que en donde estaba ya no era el parque si no un oscuro y frondoso bosque el cual parecía no tener fin, se sentía muy cansada, de pronto el cansancio la venció, cayo, y un frio terrible la atrapo entre sus garras, faltaba muy poco para que sus ojos se cerraran por completo, estaba cabeceando, su respiración era agitada, no podía ni pedir ayuda, no le salían las palabras, de pronto todo se estaba poniendo oscuro, estaba por quedarse dormida. Luego oscuridad era todo para ella. UN NUEVO AMIGO PARA HELLEN Tuvieron que pasar varias horas para que Hellen despertara, soltó un pequeño gemido mientras apoyaba su mano en el suelo que estaba cubierto de hojas, para así poder levantar su rostro para ver donde estaba, lo que vio era mágico, jamás había visto algo que se le pareciera en lo más mínimo, se encontraba en lo que parecía ser el centro de un bosque, pero a diferencia del otro, este estaba revestido totalmente por los colores del otoño, y lo que lo hacía aun más hermoso era el bello ocaso que lo cubría como si fuera una sabana en el cielo, el ambiente era muy cálido, se había quedado sin palabras, pero aunque las tuviera, ¿a quién se las diría?. Aun no se levantaba, cerro lo ojos y disfruto un rato de la tranquilidad que le brindaba el pintoresco lugar, pero de pronto algo le arrebato su paz, e hizo que Hellen abriera los ojos y se levantara rápidamente, sentía que alguien estaba mirándola, sentía de nuevo esa sensación abrumadora. -¿hay alguien ahí?-pregunto mirando a todos lados, con voz baja, con voz de intriga. -no vas a encontrar a nadie allá abajo-le dijo un chico de ojos amielados de la misma edad de Hellen, despeinado, y con una vestimenta muy poco común, vestía una playera negra de manga larga y un chaleco de plata encima de esta, un pantalón café rasgado, y estaba descalzo, se encontraba mirando a Hellen desde la rama de un viejo roble seco. El chico se bajo del árbol sin ningún problema. -soy Natt- le dijo al mismo tiempo que le estiraba la mano para terminar su presentación. -am… Hellen- le dijo aceptando el amistoso apretón de manos. -bueno, Hellen, te estaba esperando, ¿Cuándo empezamos? -¿Cuándo empezamos qué?- pregunto Hellen. -¡pues el juego!, si fuera tu me apuraría, tu hermana no puede esperar mucho tiempo, además no te puedo asegurar que seas la primera en llegar, hay que darse prisa- le contesto. -¿sabes donde esta mi hermana?, ¿Sabes dónde estoy yo?- Pregunto Hellen mirando a todos lados. -la respuesta es sí a ambas preguntas, tu hermana está encerrada en el juego, tu estas en el reino de Gillfielmord. -¡wow! Sin duda no ya no estoy en Mallard Way, dijiste algo de un juego ¿no?- dijo Hellen -creo que no tienes ni la mas mínima idea de porque estás aquí ¿verdad?- le dijo Natt levantando la ceja. Hellen negó con la cabeza. -durante mucho tiempo este reino ha tenido tradiciones medio raras, y el juego de los cuatros vientos es una de ellas, pero no se ha jugado desde…- se detuvo. -¿desde qué?- pregunto Hellen. -desde que alguien no regreso- dijo en voz baja. -¿Quién no regreso Natt?- pregunto con gesto preocupado. -am… eso no importa- dijo agachando la mirada. –Lo importante es que ya estás aquí- añadió levantando la mirada de nuevo a Hellen. -¿y en qué consiste el juego?- pregunto, dejando a un lado el tema de la persona que no había regresado, ya que sabía que por más que le insistiera no le diría, así que lo olvido, pero seguía con la intriga. -los reyes de aquí escogen a dos personas del mundo real, las cuales, sin su opinión, serán puestas en un juego, el cual consiste en encontrar lo que te fue arrebatado, durante las travesías que recorrerás en los cuatro reinos elementales, que son el fuego, agua, tierra y aire, si no lo encuentras antes del solsticio de verano el cual sucede el 21 de junio que será el día mas largo del año en el hemisferio norte y el más corto en el hemisferio sur, jamás lo volverás a ver y tendrás que quedarte aquí por siempre, sirviendo de guía a las almas sin descanso- dijo -¿Qué?, ¡arriesgan vidas inocentes en un juego tan ridículo como ese!- grito enojada. - me temo que sí, yo tampoco estoy de acuerdo, pero así son las reglas del juego pero cálmate, las reglas también dicen que los reyes te asignaran un acompañante, y que podrás empezar a jugar desde el momento en que tu lo decidas-le dijo sonriendo - dijiste que escogerían a dos personas para jugar este absurdo juego, ¿no?, si yo soy una de esas, ¿Quién es la otra persona?-pregunto, un silencio se apodero de los dos pero Natt no tardo mucho en romperlo. -am…- pensó.- buena pregunta, pero la respuesta es fácil de contestar, veras, solo una de las dos personas llega antes aquí, y creo que ya lo hizo, si esa persona, que no sé quién es, encuentra lo que le quitaron antes de que tu lo hagas, ella ganara el juego y podrá salir del reino y volver a casa con lo que estaba buscando, y a ti te descalificarían y perderías, con eso me refiero a que perderías también a tu hermana. - ¿tú eres mi acompañante?, espero que si no conozco a nadie más aquí.-le dijo Hellen. -¡afortunadamente si lo soy! Yo te acompañare hasta el final del juego, creo que podríamos llevarnos bien. - le dijo emocionado y con una sonrisa de oreja a oreja. -y ¿por dónde empezamos?- pregunto, esperando que Natt si supiera por donde. LA ATRAPA SUEÑOS Y EL CAMINO DE ORO. -tendremos que llamar a la atrapa sueños, es una niña pequeña, vive en el viento, y su trabajo es abrir el camino del juego.- le explico al mismo tiempo en que sacaba su afilada espada del estuche que traía en un costado de su pierna derecha, la espada traía cinco plumas azul turquesa amarradas con un lazo negro en la empuñadora, quito una y la lanzo en el aire, la pluma flotaba, estaba a punto de caer al suelo, cuando de pronto una ráfaga inesperada de aire la levantó y la hizo desaparecer frente a los ojos de Natt y Hellen, en ese mismo instante la niña apareció detrás de ellos diciéndoles. -¡oh!, ¿qué tal?, hace mucho tiempo que no venía a tierra firme, me imagino que desean que les muestre el camino del juego, ¿verdad?- les dijo sonriendo -¿podrías darte prisa?, pues tengo que encontrar a mi hermana- le pidió Hellen. -todo a su tiempo- le dijo acariciando el cabello castaño de Hellen. Se separo de ella y dijo, en voz baja: ¨abrase el camino que han de seguir estos valientes viajeros, para encontrar lo que perdieron.¨ en ese momento, se abrió un camino de oro puro por entre los árboles, GRACIAS, fue la palabra que Hellen y su amigo le hubieran querido decir a la atrapa sueños, pero había desaparecido después de cumplir su trabajo. Pero ya la verían en otra ocasión solo que no lo sabían. ¿Te atreves? Fue lo que le dijo Natt a Hellen aquella fría noche, Sabiendo que la respuesta seria la que esperaba. Solo tres cosas se pudieron ver esa fría noche, dos amigos, un camino que seguir, y una espada muy bien afilada.
Janelly Vazquez, 13 años, Chihuahua Chi. |
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