Cogidos de la mano, fueron en busca del rey para anunciar la buena noticia "Padre, padre, ya he escogido marido".
Muy feliz, salió al encuentro de la pareja, pero cuando vio que el elegido por su hija era negro, negro como el carbón, negro como una noche sin luna, se enfadó muchísimo y gritando echó de su castillo al príncipe negro gritando "¿cómo te atreves siquiera a acercarte a nuestra puerta?, ¿ Crees que un negro puede reinar en mi país? . Márchate y no vuelvas nunca más".Fueron inútiles los lloros y ruegos de Carlota. En cuanto su amado hubo salido del castillo, la princesa juró y perjuró que se encerraría en su habitación y no saldría de allí para nada, ¡nunca más! Y así lo hizo.
Pasaron los días, los meses, y Carlota cumplía su promesa. La comida, los vestidos, los libros... todo debían llevarlo los sirvientes a sus aposentos y no hablaba con nadie. |
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El rey enfermó de pena, poco a poco fue olvidando sus obligaciones reales y cuidar por la seguridad de sus súbditos. El país se llenó de malhechores, y para complicar aún más las cosas se instaló en el reino un temible ogro que por puro placer destrozaba las casas de los campesinos, se comía sus cosechas y mataba a los animales. Reía de sus fechorías y sus carcajadas podían oírse hasta en los más recónditos lugares, haciendo estremecer a todos cuantos las escuchaban. La gente ya no podía soportarlo más, y todos a una se unieron para acudir al palacio en busca de justicia y paz. |
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Los recibió a todos el rey y viendo que tenían razón, mandó a sus pregoneros de pueblo en pueblo, de reino en reino, anunciando que quien fuera capaz de abatir al terrible ogro, recibiría la mitad de su Reino.
Fueron muchos los que lo intentaron, pero ninguno capaz de hacer siquiera un rasguño al ogro, por no decir que algunos huyeron despavoridos al ver a su contrincante. Hasta que un día, llegó un misterioso caballero montado en un corcel blanco. Se plantó a los pies del malvado monstruo y le gritó:
"Si tan valiente eres, atrévete a comerme"
"Ahora mismo, no lo dudes"
Y mientras decía esto, agarró con su manaza al hombre acercándoselo a la boca.
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